ANECDOTAS

viernes, 10 de septiembre de 2010

JUEGOS CON MI HERMANO

Nosotros inventábamos nuestros propios juegos. Nuestro mundo estaba creado, solo faltaba nuestra inventiva. Una de ellas era jugar con carritos en “pistas” ya hechas por la madre naturaleza. Allí, también usábamos algunas bajaditas como toboganes. Atrás de la casita de bloque, había un lugar en donde notros echábamos papeles y otras basuras y las pescábamos. También, mi hermano y yo subíamos el cerro y llegábamos a un lugar aplanado como de dos metros cuadros. Allí “fabricábamos” nuestros aviones de papel y la lanzábamos hacia todas las direcciones.
Otras veces nos íbamos muy tempranito a la playa a buscar “coroticos”. Conseguíamos muchos juguetes: algunos deteriorados, otros en buen estado. Una vez “trabajado”, nos íbamos a la casa a jugar con nuestros juguetes “comprados en el mercado de al playa. Eran nuestros juegos infantiles. ¡Cómo nos divertíamos! No había maldad, no había tristeza! Mis padres eran pobres pero eso nunca nos afectó. Al contrario; éramos una familia muy feliz.
Recuerdo que había una casa que el patio era como la cubierta de un barco, estaba al lado del callejón “El Radar”. Esa casa tenía una enorme mata de Uva en el cual todos nosotros nos divertíamos moneando esa mata. Alguien había amarrado un mecate grueso que hacía las veces de columpio. Por supuesto que se entraba cuando los dueños no estaban en ella. Por ese callejón vivía la familia Miranda:
Habían varias bodegas, una de ellas llamada “El Once”, una Quincalla, un abasto que quedaba en la “Plaza de los Blancos”, un puesto de venta de periódicos. Cada Domingo iba una camioneta y se paraba en la calle principal para vender papel higiénico, leche, pan, entro otras cosas. Recuerdo que las gaveras de leche y las bolsas de pan las dejaban frente a las bodegas y, eran respetadas.
PELOTICAS DE GOMA, BEISBOL, COMPETENCIAS DE OLAS, PESCANDO CON REDES, CON NYLON ,PESCANDO PALOMENTA CON PAN, CORRIENDO CARRERAS DE CASUCHOS, DE RINES, VENTA DE UVAS DE PLAYA, LOS TORNAPULES, MUDANZA PARA LA BODEGA EL 11.

MI VIDA EN EL CERRO. PARTE II



MI HERMANO Y YO EN LA PARTE ALTA DEL CERO.



Creo que allí consumé mi felicidad. Tenía un mejor dominio de la geografía de Mare: podía ver el esplendoroso mar, el amanecer que tanto me ha gustado, el cerro, los aviones que despegaban desde el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar….

Conocí otra parte del cerro. Allí hacia el lado oeste de nuestra casa, se veían tres grandes piedras, las cuales las personas comentaban que fueron piedras que se desprendieron a causa del terremoto acaecido en el año 1967. Detrás de esas piedras nosotros hacíamos nuestras necesidades fisiológicas debido a que papá estaba construyendo el pozo séptico.



 























YO EN EL CERRO DE MARE ABAJO. DETRAS LA CASA DE LA SEÑORA FLOR Y DE SU ESPOSO ELEMITO.

También en ese cerro yo me iba solo a buscar Tunas y a conocer nuevos lugares. Muchas veces legué a subir hasta lo último: desde allí se veía todo el aeropuerto Internacional.
Cierta vez vino a Venezuela el avión más grande del mundo. Era un 747 de la línea PANAM. Nosotros fuimos arriba, es decir, toda mi familia, e hicimos especie de un picnic. No se, hasta la fecha, como subimos hasta allá. Lo refiero por lo empinado del cero y sus barrancos. Se pudo observar que de la trompa del avión se abría hacia delante y un tractor saliendo desde allí.
Hacia el oeste de nuestra vivienda, vivía otra familia. Allí vivía la señora Nancy, Alejandro, Pave, Biget, entre otros. En esa casa vi por primera vez una mata de tomate. Me pareció asombroso. Quizás eso me motivo para que sembrara una mata de papas en mi casa. Así lo hice y, la planta comenzó a crecer. Pero, mi perra “Sombra” hizo un hueco precisamente en ese lugar y me estropeó mi primera mata. Al sacarla ya tenía bastantes papitas que se estaban desarrollando

Hacia el Este vivía la señora Petra, su esposo Rigoberto, Marcos, Nelly, Hilda, José Enrique (Barriga e` Leche). Eran muy amables. Pero recuerdo que ellos siempre quemaban basura con …los excrementos, y todo ese humo se iba derecho a nuestra casa, precisamente en la hora del desayuno. Era muy desagradable.

Recuerdo que yo iba a la bodega a comprar un bolívar de pan (Bs.1, 00), me daban 20 panes francés. Es decir, cada pan valía una puya. Al regresar a la casa me correspondía preparar los panes. Mamá siempre hacía café con leche. Yo lo comía mojando el pan en el café. Era sabroso.
Mamá también solía hacer “Torticas” (panquecas). Me gustaban bastante.
Estando en ese lugar conocimos a las siguientes familias: Roger, el “Negro”, “Pipo”, “Pepino”, Yadira, Estrella “Pipa”, Iris, “Nene”, William, Xiomara, Yajaira, Mireya, Ychael; Jorge “Monito”, Joaquín, David, Rebeca, Sergio, Sonia, Alicia; Rubén (fallecido), señora Hilda, señor Marcos, también fallecido, Yajaira, Belkis “La gata”, Manzanares, Freddy “El Gato”, Haydee, Maribel, la “China”, Zulay, Raúl “Pájaro”, el “Chino”, la “Negra”, Pedro, Douglas; los famosos Merlos; Nelson, Israel, “Bigotes”, el señor Alfonso (bodegueros de la famosa bodega “El Once”; Fermín; Franklin, “El Negro”, Magali y sus hijas; Jairo, Chiquitín, Carlos y sus hermanas, señora Bertha Elena García; Moraima, Miguel y Douglas (junto conmigo nos decían los morochos), Erbert, Víctor, Edgar, Señor Roso, señora Isabel; Castro, Willy, Wilfredo, señora Elvira; Reina Zambrano; señora Flor, esposa del señor Escalona; el famoso señor Izquiel, mejor conocido como el señor izquierdo; Stalin, María Edgar, Iván, Miki (una niña); Juan Carlos, el negro Ochoa; Carmelo; Carlos, la “Negra”, Ana, Jenny, José, Eduardo, Freddy, Raúl, señora Josefina; el señor Rosario; la señora Flor, esposa del señor Elemito, William, Franklin, Juan; la señora Julia; el señor Ramón, señor Antonio, el señor Jesús Maria; el señor Castillo Peña, su hijo Peña; la señora María Eugenia, Silvio Vera, Alberto, Silmary y yo. Celeste, Fabeto, señora Cira; Orlando: Leo; Erasmo; el señor Castro, su hijo Alejandro y su esposa Dama ; etc, etc,. Al lado oeste vivían las siguientes familias o algunos miembros (en verdad algunos nombres se me escapan de mi mente): el Sr. Ramón, Jesusmaría, Sr. Antonio. (Estos tres hombres vivían en una casa de dos pisos: el Sr. Ramón (que era el dueño y muy parecido al narrador de carreras de caballo Alí Khan) tenía una bodeguita dentro de su casa. El señor Antonio trabajaba haciendo viajes en su Pickup azul oscuro. El Sr. Jesusmaría, era el más viejo, nunca recuerdo haberlo visto afuera. A él lo recuerdo porque por el callejón por donde conducía ala calle principal, él le arrojaba mediecitos o realitos a los niños que vivían un poco más arriba.
Allí recorrí de cabo a rabo todo aquel cerro. La mayoría de las veces me llevaba a mi hermano.



CAPITULO II. MI VIDA EN EL CERRO

Nos mudamos hacia el año 1971-72. Papá halló un lugar plano arriba en cerro y comenzó a construir allí nuestra casa.
Recuerdo que la primera persona que se acercó a hablar con papá fue el señor Rigoberto. No se que hablaron. Lo cierto es que papá siguió construyendo nuestra casa en ese lugar. El terreno no era muy extenso. Papá la hizo de dos piezas: en la principal era para dormir. Había una cama matrimonial, y nuestra litera. Además, había un escaparate. El lugar era muy estrecho, pero para mi era la mejor casa del mundo. La otra pieza era un comedor: había una mesa, un pequeño espacio para bañarse, la nevera y la cocina. Era realmente un paraíso en pequeño. El techo era de asbesto color rojo.
Había una canal que nos servía para “agarrar” el agua de la lluvia que caía en un pipote de metal. Con esa agua mis padres cocinaban y, nos bañábamos. Cuando había palos de agua, toda mi familia se bañaba. Era divertido.
Nuestra casa tenía un medidor cuya acometida provenía del poste que quedaba a nuestro frente. Un poco mas abajo, nos topábamos con la familia de la señora Isabel. Esta tenía un ranchito algo grande. Tenía un patio, en el cual todos los niños jugábamos allí. El baño quedaba fuera de su casa. Hacia la parte trasera de su casa había una mata de Caucho. Esa casa por cierto se comunicaba con dos callejones. Al frente de la casa había un espacio ancho que tenía una cerca. Por allí se bajaba a la calle principal. Más abajo quedaba la casa de la señora Julia. Por su aspecto parecía una mujer de la clase media. Sería por su forma de vestirse y su forma correcta de hablar. Era seria y muy educada. La familia de la señora Isabel la componían las siguientes personas: señora María, (RIP), el señor Antonio, esposo de la señora Isabel, Jesús (RIP) el hijo mayor. Isabelita, Yhajaira, Xiomara_ mi primera noviecita_ Juan, Kike, Ingrid y Jhonny.

A COMPRAR EN LAS BODEGAS

Había una bodega llamada “El Once”. Yo iba siempre a esa bodega a hacer mandado. Allí conocí a los bodegueros Nelson, (muy parecido a Larry el de los Tres Chiflado), claro, más serio; el señor Alfonso, dueño del local, era blanco, de aspecto extranjero, tenía canas y se peinaba hacia atrás, era barrigón y siempre se la pasaba serio. Y, al señor Israel, que tenía problemas con uno de los brazos. No lo podía mover. Usaba lentes de aumento. Algo que me llamó la atención era que mi mamá siempre le mandaba una arepa asada de queso amarillo. Ella se la llevaba a la bodega y, otras veces iba yo a llevársela. Eran personas muy amables y cariñosas. Pero, es que él mandaba a hacer arepas a las señoras que vivían en Mare, pero se quejaba mucho porque no les hacían las arepas como el las quería. Mi mamá participó como otra más y, salio trasquilada. Claro, en vista de que el señor Israel se le quejó de las arepas, más nunca mi mamá le hizo arepas. Después que éste señor Israel se fue de la bodega, pusieron a trabajar un señor que le decían bigotes, claro: tenía sendos bigotes.

Una vez compré un paquetico de barajitas para llenar un álbum, y una de las barajitas me salió premiada. Una muchacha, llamada Belkis Piñero, fue conmigo a esa bodega a reclamar el premio. Y, ella pidió un suplemento de SUSY. Yo quedé patidifuso. No supe que pasó ahí.

PEQUEÑAS HISTORIAS

La vegetación que más predominada era la xerófila: matas de Cují, Tuna, Pitigüey, Cremón, Almendrón, Uva de Playa, mata de Caucho, Cundeamor, parchita. Había muy pocas matas de Coco.

Mi hobbie era recorrer todo el cerro. Allí conocí la Tuna. Una vez llevamos tantas frutas de Tuna que Mamá se le ocurrió hacer heladitos de Tuna; le quedaban muy sabrosos.

Una vez, una de tantas visitas que nos brindaban nuestros tíos, yo los guiaba y les mostraba todo el cerro. Mi tío Milson (tío paterno) fue a uno de los que yo le mostré algunos caminos.

Allí viví menos de un año debido al costo del alquiler, luego nos mudamos hacia la parte de arriba. Por cierto que antes de mudarnos hacia esa otra casa, vivían allí o, frecuentaban unos señores. Entre ellos un señor (R.I.P) llamado Héctor, el hijo del señor que nos alquiló la casa. En una ocasión los vi a todos ellos sentados en la escalera que daba a la casa de arriba y me saludaron cortésmente.

Allí conocimos a un señor llamado Alberto, que vivía es esa casa y nos las prestó mientras se buscaba otro sitio para mudarnos. El tenía una moto. Era un señor muy alegre. Además era dibujante. Recuerdo que un día se colocó en el balcón junto a una mesa: se sentó y comenzó a dibujar sobre una cartulina grisácea la Torre negra que se divisaba hacia el oeste. Me la mostró y le quedó bien

JUEGOS DE LA EPOCA.

Los juegos que más recuerdo en este primer período fueron: el Toro, (a mi era el último que me atrapaban), el escondite, la ere, el perolito. Competencia de ola sobre tablitas. Los tradicionales: metra, perinola, yoyo. La ere paralizada, la ere agachada, el escondite, tomatera tomatera, el rey manda, fusilado, stop, conti-mitad, etc. Este último no era precisamente un juego, pero tenía pinta: uno igual se divertía. Vamos a picarnos, el cual consistía en lo siguiente: cuando uno tenía un pedazo de pan o de cualquier chuchería y te descuidabas, uno de los niños te decía: ¡contimitad!, tenías que darle la mitad de lo que tenía. Si no decía “barájoles”, te volvía a decir: Contimitad, y quedabas rucho.
Recuerdo que mis amigos de entonces compraban muñequitos de plástico (Roboticos) con sus respectivos casquitos y ellos lo “arropaban” con pabilos. El que más me llamó la atención fue el de color ocre.
Con las frutas del Cremón, hacíamos “ruedas” para nuestros carritos de”litros de leche” y halados con pabilo. Otro juego que nosotros inventábamos era con los nervios de las hojas de la mata de cremón: tomábamos cada uno nuestros nervios y lo tomábamos con las dos manos mientras el otro con un nervio en la mano. le daba duro de arriba abajo tratando de romper el nervio. Si se rompía uno ganaba.
Bueno, he estado leyendo algunas aventuras de los juegos que nos hicieron crecer, reír, llorar, y unas largas vivencias que a dios gracias lo pudimos disfrutar. en este espacio, lamentablemente, no podré citar algunos juegos que fueron en mi época juegos no tradicionales pero que a la larga eran nuestros propios juegos, inventados por nosotros y eso es lo que nos hace grande hoy en dia: fuimos capaz de crear, de recrear y eso nos permitió a ser hombres y mujeres de buena voluntad. hoy lo somos. muchos los somos.
Leí lo del fusilado, y palaciofajardista2 lo explica muy bien. yo lo jugaba, siempre y cuando no me lanzaran la pelota tan fuerte.
"el toro", quien recuerda este juego? como se jugaba; hacían un corro o una rueda y cada quien se sujetaba fuertemente codo con codo. En el centro por votación quedaba alguien. Entonces ese alguien (el toro) tenía que tratar de romper el círculo. si lo "rompía", todos comenzaban a correr evitando ser tocado por el toro y, cada persona que era tocado por el toro, se convertía en otro toro y continuaban hasta tocar a todos. No había guarimba.
Alguno de ustedes recuerda haber jugado la "pareita". Se buscaba una pelotica de goma y cualquier pared era buena (de ahí la pareita) dos lanzaban la pelota contra la pared y los dos que cubrían. Era como un campo de béisbol pero en pequeño. Se jugaba de un dos pa dos o un tres pa tres.
Tomatera tomatera. Este era como el juego obligado por las noches. Recuerdo que uno se sentaba en un murito y otro colocaba sus brazos sobre las piernas del que estaba sentado. Entonces todos se colaban alrededor de ellos y el que estaba sentado le daba por la espada con las palmas diciendo: tomatera tomatera y todos también le daban por la espalda diciendo las mismas palabras. Entre las que mas recuerdo era: tomatera tomatera, aceitera aceitera.....en un momento el que dirige el juego decía: un peñizquito y echa a volá. Entonces todos pellizcaban al que hacia de tambor y corrían a una guarimba. De regreso el que llegaba de ultimo se colocaba en el lugar del quien estaba antes. (no recuerdo muy bien el juego, si alguien se acuerda, quisiera que narrara su experiencia)
Y este "contigo y mi tierra". Igual que el anterior. Un niño hacia el papel de rey y el resto eran los súbditos. Entonces el rey decía: contigo y mi tierra. y todos respondía: que mande la guerra (esto era gritado, por supuesto) y el rey decía: quiero que me busssquennn...(mientras decía esto iba pensando que iba a pedir) un pitillo, y todos iban a buscar un pitillo. el juego se hacia interesante porque el rey tenia que pedir algo difícil de conseguir. Muchas veces yo iba corriendo a mi casa a buscar lo que no podia conseguir en la calle.
La "ere". Todos alguna vez jugamos la ere: la ere normal, la ere agachada, la ere paralizada, la ere cadenada.
y, ¿quien no jugo el escondido???? Fenomenal. Recuerdo que para confundir al que estaba contando uno se intercambiaba las franelas para poder confundir al que estaba buscando a los escondidos. Cuando este descubría a alguno este decía: 1,2,3 fulano. y el que no era descubierto iba corriendo al lugar donde se contaba y decía: librado. el ultimo que era descubierto contaba nuevamente hasta 50 o hasta 100, según cada caso.

La perolita era una variante del escondido.
y quien no se acuerda de la vibora de la mar, la cinta, matarile lire ro.
se recuerdan la competencia de rines?????? Uno tomaba un rin de la rueda de una bicicleta y con un palo o un alambre fuerte lo empujaba como si fueran ruedas.

bueno, hay muchos mas. mas adelante narrare mas aventuras.